Estas piezas cuentan con sensores para trabajar a diferentes altitudes sin problemas, pero si alguno da una lectura errónea, comienzan los problemas.
Lo que en otros países se conoce como cambio de altura, entre nosotros está definido como ir o venir entre tierra caliente y fría por el efecto climático que tiene subir y bajar nuestras cordilleras.
No ha cambiado el funcionamiento del trópico, pero sí la forma como trabajan los motores cuando les cambiamos su material primero de alimentación, que es el aire, cuya densidad aumenta a medida que se baja, por ende el rendimiento de los motores, porque hay más presión interna en las cámaras.
El cambio de presión atmosférica implica una caída de un 10 por ciento de la potencia de una máquina de combustión interna por cada mil metros de altitud.
Esto requiere modificaciones en la sincronización del motor, básicamente en el tiempo de la chispa y la proporción de la mezcla, para evitar el pistoneo o detonación. Antes, aunque algunos carburadores tenían un compensador altimétrico (caso de los Renault), este ajuste era manual y se hacía en el taller.
Ahora, los motores regulados por un computador se cuadran solos, pues al procesador llega una información de la presión atmosférica (MAP sensor), con lo cual se sabe a cuál altura está trabajando el motor y, adicionalmente, otro sensor le dice la temperatura del aire que lo está alimentando. De esta forma el rendimiento es el ideal siempre.
Claro, cuando uno de estos lectores falla, el motor se enloquece y nos reportan muchos casos de autos que caminan bien en Girardot, se mueren a mitad de camino o resucitan en Bogotá de manera milagrosa.
A la vez, como parecen males pasajeros, al motor no suele pasarle ningún daño, porque cuando otros sensores leen el sonido de detonaciones o mala mezcla, de inmediato se activan programas de protección que evitan recalentamientos y daños fatales, pero sí recortan la potencia del motor que luego vuelve mágicamente.
Si esto le llega a pasar en estas vacaciones, probablemente estas líneas le ayuden a sobreponer el mal rato al menos especulando sobre esta falla, que es muy difícil de identificar.
