Comparte esto con tus amigos.

Cuando se trata de la seguridad de los pasajeros en un vehículo, las pastillas de freno son un elemento que juega un rol importante en este asunto. Las pastillas de freno, o balatas, han ido evolucionando a través de los años, dejando balatas de distintos tipos conformadas por distintos materiales.

Entre los tipos de balatas que más se solicitan en el mercado, nos encontramos con dos tipos principales: pastillas metálicas y pastillas de cerámica. El contenido metálico que se encuentre en las pastillas de freno nos da una idea de la duración y eficacia a la hora de frenar, además de ofrecer una cierta cantidad de ruido y polvo que se desprende al frenar.

Pastillas de freno metálicas

Básicamente, encontramos dos tipos de pastilla en esta clasificación:

  • Metálica baja: Contiene cantidades bajas de acero o cobre, produciendo ruido y polvo a la hora de frenar. No es tan solicitada como los demás tipos y su vida útil no es tan grande.
  • Semi-Metálica: Contiene grandes cantidades de metal (algunas más del doble a las pastillas metálicas bajas) y mayor variedad de metales. El ruido y el polvo generado es de una cantidad mayor a las pastillas con menores cantidades de metal, además de desgastar más rápido los rotores de los frenos, pero la vida útil es mucho mayor frente a los otros tipos. No son buena opción para frenar en temperaturas bajas.

Pastillas de freno de cerámica

A diferencia de las balatas metálicas, estas se diferencian en ser mejores en la mayoría de aspectos dado a que producen una mucho menor cantidad de ruido y menor cantidad de polvo, lo cual permite una visibilidad más pulcra en los rines, además de ser una gran opción de frenado a temperaturas bajas. El tiempo de vida útil es la mayor desventaja en este tipo de balata, pues es considerablemente menor a las de compuestos metálicos. Es posible que contengan partes metálicas, pero es una mínima cantidad.


Comparte esto con tus amigos.